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¡Primicia informativa!

viernes, 7 de mayo de 2010

¡Primicia informativa!

Ramón Córdoba Palacio, MD - elpulso@elhospital.org.co

¡Primicia informativa!, es el anuncio que se hace generalmente acompañado de alguna llamativa fanfarria para despertar al máximo la atención de los oyentes o de los televidentes. Y lo que se revela se fundamenta en que la función de la prensa es informar y que lo revelado es verdad; a veces, a modo de explicación no solicitada, se agrega -citando la Sagrada Escritura- “la verdad os hará libres”. Infortunadamente en ese momento y con más frecuencia de lo conveniente, los periodistas pierden el sentido profundo de su misión y se dejan seducir por el brillo de la “chiva”, por el afán de ser los primeros, y olvidan la más necesaria de las virtudes: la prudencia.
La misión de los periodistas es fundamentalmente contribuir con su labor a formar conciencia de la realidad que vive una comunidad, llámese ésta nación, ciudad, etc., y para ello, sin lugar a dudas, la revelación de lo que ocurre, de la “verdad”, es un elemento clave. Pero, no podemos olvidar que de tejas abajo esa verdad puede tener diferentes interpretaciones según el punto de vista de quien juzga, es decir, tiene al interpretarse un elemento subjetivo que obliga, inexcusablemente, a ser prudentes al revelarla para no dañar a otros, para no perjudicarlos en su honra, en sus bienes, para no poner en peligro su existencia.
La labor del verdadero periodista va más allá de simplemente informar como lo hace un testigo ocular que relata subjetivamente lo que vio, información que sin duda contribuye al conocimiento de una realidad pero que no necesariamente tiene como función esencial educar, contribuir a formar conciencia de una realidad. El periodista informa pero debe hacerlo teniendo presente que su función primordial es, como he dicho reiteradamente, formar conciencia de una realidad lo más próxima posible a la verdad plena, a una verdad que no puede humanamente dejar de tener visos de subjetividad, porque aunque la verdad ontológicamente es una y sólo una, en los hechos terrenales no es posible anular la subjetividad. No quiere decir lo anterior que toda acción sea éticamente aceptable, pues sólo lo es la que busca el Bien total del ser humano, el de cada persona y el de todas las personas. No propongo un relativismo ético, que es siempre reprobable, sino que llamo la atención sobre la responsabilidad de suministrar una noticia sin un severo examen para saber si se inspira en el deseo de contribuir al Bien pleno, como lo expresé antes, o si sólo se hace por el afán de ser el primero, por el afán de dar la “chiva”.
El Diccionario de la Lengua Española, el de la Real Academia, trae entre las acepciones del vocablo informar una pertinente al tema que tratamos: “[tr.]ant. fig. Formar, perfeccionar a uno por medio de la instrucción y buena crianza”. Sí. “Perfeccionar a uno por medio de la instrucción y buena crianza” es, en otras palabras, educar -y vale la pena recalcar en “buena crianza”, es decir, con honestidad-, lo que obliga al educador a tener prudencia, la virtud de los verdaderos sabios.
Prudencia: saber qué digo, por qué lo digo, a quién lo digo, cómo lo digo y cuándo lo digo; saber qué callo, por qué lo callo, ante quién lo callo, cómo lo callo y cuándo lo callo.
Señores periodistas, cierto que tenéis muchos derechos, pero no olvidéis que cada derecho implica uno o más deberes. Primero los deberes y luego los derechos es hacer el Bien a cada ser humano y a todos los seres humanos.
¡No olvidemos que el fin, por bueno que sea, no justifica nunca los medios!
Nota: Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética -Cecolbe-

http://www.periodicoelpulso.com/html/0809sep/opinion/opinion.htm

Nota

Este es un espacio para compartir información, la mayoria de los materiales no son de mi autoria, se sugiere por tanto citar la fuente original. Gracias

Perfil

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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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