Buscar

Dosis de realidad y acompañamiento

jueves, 6 de mayo de 2010

Dosis de realidad y acompañamiento
Carlos A. Gómez Fajardo, MD

Han sido señalados insistentemente muchos de los peligros que acechan a la práctica médica contemporánea. Uno de ellos -en época de progresiva intromisión de la intermediación tecnológica de gran complejidad en la clínica-, es lo que acontece alrededor de los procesos y acciones sanitarias en la vecindad del desenlace lógico final cronológico de toda vida humana: la muerte.
La confianza desmedida e irracional en el “poder hacer” de la civilización tecnológica hace bordear con facilidad aquellas zonas en donde también el enfermo terminal resulta convertido en instrumento de intereses y manipulaciones ajenas al “ethos” de la profesión médica. Muchos autores llaman la atención sobre la pérdida del sentido antropológico y de la sumisión a criterios economicistas, que bajo el esguince conceptual de la “calidad de vida” reducirían algunas de ellas a la condición de “vidas que no merecen ser vividas”. Aparece la hoz de la eutanasia bajo el disfraz de la práctica de un calculador y deformado criterio de “piedad”. También, pero de signo opuesto, el encarnizamiento terapéutico. Ambas prácticas obedecen a una degradación del sentido de la medicina.
Romano Guardini (“Mundo y Persona”, “Etica. Lecciones de la Universidad de Munich”) ha escrito: “La enfermedad no es únicamente un acontecimiento fisiológico, sino también, psicológico, o más exactamente, personal”, “…es también un acontecimiento biográfico en el cual se hace efectiva la existencia personal de este ser humano…”
Sucede que el hombre muere. Llegar a alcanzar la condición de enfermedad “terminal” nos acontece, tarde o temprano, como uno de los escalones del ciclo vital. Llega el momento claro cuando lo esperado en un plazo breve es la muerte y cuando las posibilidades terapéuticas no prometen una recuperación. También Hipócrates, dos y medio milenios atrás, cuando nacía la visión racional de la base de la práctica clínica de Occidente, lo había expresado claramente: El “abstenerse de lo imposible” contiene la profunda dosis de realidad que la cosmovisión griega aportó a Occidente; se complementa con el también hipocrático precepto: “Todo exceso es enemigo de la naturaleza”.
No hay que hacer lo imposible. Sí hay que intentar hacer lo posible, lo debido. Lo posible sigue teniendo lugar: hacen parte de la atención médica del paciente terminal el acompañamiento humano, la disponibilidad de ayuda encarnada en el personal asistencial y en la familia. Siempre hay algo que hacer para favorecer en los aspectos relacionados con los cuidados paliativos: manejo adecuado del dolor y de otros síntomas, alimentación, hidratación, aseo. Hay mucho que aportar en el tema de la sedación, de la proporcionalidad terapéutica y de la generación de un ambiente (en el domicilio o en la institución) en el que sea posible la práctica del cuidado, con actitud de respeto, afecto y apoyo. Muchas veces es necesaria la oportuna presencia física de los profesionales que con su actitud hablan silenciosa y efectivamente de respeto y de solidaridad.
La muerte es también un acontecimiento biográfico, tanto de quien muere como de quienes asisten a ello. Es un acontecimiento personal para cada uno de ellos, incluidos los terapeutas.
En este campo cabe tocar una vez más las alertas ante el tecnocentrismo, la deshumanización, la explotación comercial del “poder hacer”, los conflictos de intereses, la mentalidad eutanásica y utilitarista que en realidad propone el abandono como “solución”. La crisis de humanidad exige compromiso, abstenerse de lo imposible pero no renunciar a lo humano, al acompañamiento, que promueve el bien del enfermo y de quien lo acompaña. Con la solidaridad efectiva se hace práctica concreta la dosis de realidad que se requiere para enfrentar lo definitivo que a todos nos interpela.

Nota: Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética -Cecolbe-

http://www.periodicoelpulso.com.co/html/0703mar/opinion/opinion.htm

Nota

Este es un espacio para compartir información, la mayoria de los materiales no son de mi autoria, se sugiere por tanto citar la fuente original. Gracias

Perfil

Mi foto
Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

contador gratis