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Oscuridad científica en Corea

lunes, 12 de octubre de 2009

Oscuridad científica en Corea

Los medios se enteraron del escándalo y lo convirtieron en material para el fin de año: el coreano Hwang, hasta hace poco convertido en su país en una especie de héroe de la ciencia, tuvo que renunciar estrepitosamente a sus tareas en el laboratorio dedicado a clonación.
Pronto la revista “Science” publicará las correspondientes y bochornosas notas aclaratorias sobre las falsedades y datos equívocos asociadas a la clonaciones de este “pionero” y sus colaboradores. Algunas de sus subordinadas donaron “voluntariamente” óvulos y por ello recibieron unos cuantos dólares de recompensa. Los coinvestigadores americanos se retiraron del proyecto. Las autoridades académicas –antes copartícipes de la trama- ahora tendrán que mirar con mejor lente adonde destinar unos millones de dólares provenientes del erario público para ser dedicados a “investigación”. Ya antes los orientales se han burlado de los límites jurídicos y éticos propuestos por Occidente en el tema de la manipulación de la vida en sus inicios. Antes han anunciado –no faltan las expresiones de soberbia y desfachatez en este campo, en ninguna parte del mundo- que lo que importa es el progreso.

No es este, por cierto, un caso insólito de falsedad en datos científicos; esto sucede en las grandes publicaciones del mundo, a pesar de sus rigurosos filtros editoriales. Puede pensarse además, que los asuntos llegan a extremos aberrantes también debido al ineficaz y corrupto funcionamiento de “autoridades académicas de alto nivel”, como puede suceder con las comisiones nacionales de bioética o con las comisiones de ciencia y tecnología vinculadas a los más encumbrados rangos educativos y políticos del mundo.

Hasta la fecha, no puede hablarse estrictamente de “clonación terapéutica”. Sí, naturalmente, aunque ello no se mencione mucho, de embriones creados y destruidos deliberadamente en diversos procesos. Con el caso coreano viene una dosis de realidad a empañar las expectativas -algunas veces magnificadas, sobrevaloradas y usadas con fines de comercio, de publicidad, de mercadotecnia o de política- para la solución de problemas neurológicos, hematológicos o endocrinos. Por otra parte, es cierto que sí se desarrollan progresos importantes en cultivos celulares diferentes a los de origen embrionario. Se obtienen células con buen potencial de diferenciación a partir de células somáticas de los propios pacientes, sin necesidad de manipulación de células germinales.

Pero la suerte de los embriones muertos en el aborto in vitro (inherente a las tecnologías de reproducción asistida) por parte de quienes se dedican a esa industria de eugenesia y muerte selectiva, no ha sido comentada de modo sereno, amplio y veraz: desde hace años, aquellos técnicos se han presentado como benefactores de la humanidad. Y muchos todavía así los consideran, pues se ha oscurecido con falsedades la conciencia pública ante la magnitud real de lo que acontece.

El tema tiene profundas y graves facetas, que merecen ser enunciadas: no todo lo que es técnicamente posible se debe hacer. La licitud ética de una acción requiere de un proceso racional previo, de deliberación; no porque se “pueda” hacer algo, se “debe” hacer.

Las técnicas de manipulación genética que incluyen el uso de gametos (óvulos o espermatozoides) son éticamente reprobables. Una vez conformado un cigoto humano, estamos ante la realidad personal de un “otro”, y ese “otro” es un ser humano, un congénere. Estos son los hechos, aunque muchos abortistas contemporáneos sientan que se les ataca en su “libertad” de pensar como les parezca o como les convenga. Aquella es la realidad, sin que la cambie la opinión de quien quiera o tenga interés en negarla o deformarla. Los hechos están ahí, independientemente de los que opinemos.

La verdad es que en Corea –tristemente no sólo allí- se están manipulando y aniquilando seres humanos en medio de oscuros procesos de otra manipulación, la informativa y publicitaria. Con las tecnologías FIVET el hombre ha sido reducido a la condición de objeto, que es la más tiránica y despiadada de las esclavitudes. También se está manipulando la verdad, pero esta, a la larga, termina por imponerse. Ahora en Corea tendrán que detenerse, y muy probablemente, dar marcha atrás. También debe suceder en otras partes, cuando la gente se percate honestamente de lo que pasa.


http://www.elmundo.com/sitio/noticia_detalle.php?idcuerpo=1&dscuerpo=Sección%20A&idseccion=3&dsseccion=Opinión&idnoticia=7511&imagen=&vl=1&r=buscador.php&idedicion=121

Nota

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Perfil

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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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