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Embarazos de laboratorio

miércoles, 12 de agosto de 2009

Avances científicos que son toda una revolución
Embarazos de laboratorio

En la Clínica de Fertilidad de Profamilia, expertos ofrecen las más modernas técnicas de reproducción asistida a las parejas que no logran un embarazo. En el mundo, más de un millón de niños sanos han nacido gracias a la fertilización 'in vitro'.
Redacción Salud

El doctor Carlos Jiménez, coordinador de la Clínica de Fertilidad de Profamilia, dice que los que más llegan son mujeres solteras y parejas que no han podido tener hijos.
Gabriel Aponte - El Espectador

sábado, 03 de noviembre de 2007

Cuando las parejas dejan a un lado los métodos anticonceptivos con el propósito de buscar un embarazo, la probabilidad de lograrlo en cada mes de intento es entre el 15 y el 18%. Los científicos calculan que luego de un año, entre el 80 y 85% de las parejas ya han logrado la gestación. Sin embargo, ese 15% a 20% restante no lo alcanza y constituye el grupo de población con trastornos reproductivos que pueden acercarse a una clínica de fertilidad en busca de ayuda especializada.

Los avances científicos de las últimas décadas en materia de fertilidad humana constituyen una revolución. Después de las primeras fertilizaciones in vitro a principios de los años 70, la técnica se esparció rápidamente por otros países, llegando a Colombia a principios de los años 80, y se convirtió en una alternativa para millares de parejas que buscaban un embarazo infructuosamente. Se calcula que al menos un millón de niños sanos han nacido gracias a este procedimiento en el mundo.

Hoy, el menú de servicios que ofrecen estas instituciones a sus clientes parece extraído de las viejas novelas de ciencia ficción: inseminación artificial, transferencia de embriones, inyección intracitoplasmática de espermatozoides, congelación de embriones, donación de óvulos, banco de semen, espermograma y capacitaciones espermáticas.

Los avances en los descubrimientos genéticos, así como los instrumentos y técnicas desarrollados por la biología para manipular las células que originan la vida, han permitido que mujeres y hombres que en otros tiempos estarían condenados a no tener hijos, hoy, de la mano de un grupo de profesionales interdisciplinario, lleguen a concebirlos.

En la Clínica de Fertilidad de Profamilia, creada hace cuatro años, cada mes se realizan en promedio 17 ó 18 fertilizaciones in vitro y entre 35 y 40 inseminaciones artificiales, dos de los tratamientos que permiten a las parejas con dificultades reproductivas lograr el embarazo deseado, además de un alto volumen de consulta ( 3.500 por año) y procedimientos quirúrgicos con fines reproductivos. La Clínica de Fertilidad está compuesta por un área clínica para llevara a cabo la consulta, ecografías y procedimientos menores, por un área quirúrgica y por los laboratorios donde se realizan las técnicas de reproducción asistida, en las que trabajan un equipo de ginecólogos, biólogos, enfermeras, genetistas, psicólogos y personal del laboratorio clínico.

Las medidas de seguridad y asepsia son extremas. Nadie puede traspasar las puertas que conducen a la sala de procedimientos y los laboratorios de andrología y fertilización in vitro sin vestirse con trajes de cirugía. Está proscrito el uso de perfumes y maquillaje tanto para las pacientes como para las mujeres que laboran allí. No es para menos: las neveras que se ven a un lado, reproducen todas las condiciones de los úteros, temperatura, humedad, oscuridad, y dentro de ellas, varios embriones esperan ser implantados en sus madres receptoras. Las sustancias volátiles que se desprenden de los perfumes podrían contaminarlos.

"Las personas que se acercan a nuestra consulta son aquellas que quieren tener un hijo y que por un motivo u otro no han podido lograr el embarazo", comenta el doctor Carlos Jiménez, coordinador de la Clínica de Fertilidad de Profamilia. "Si es una mujer soltera, viene en busca de un embarazo a través del banco de semen, y en los casos de parejas, porque alguno de los dos tiene una dificultad reproductiva".

El promedio de edad de las mujeres que se someten a algún tipo de tratamiento en esta clínica está en 34,5 años. "Aquí llegan muchas que rondan los 50 años y que quieren embarazarse, pero las descartamos porque tenemos nuestros protocolos. La edad máxima de las pacientes que aceptamos es 50 años y en esos casos siempre se hace con óvulos donados. Las posibilidades de embarazo en una mujer mayor a los 40 años no superan el 5% y las posibilidades de malformaciones son cuatro o cinco veces mayores en este grupo poblacional", explica el doctor Jiménez.

En la primera consulta en la Clínica de Fertilidad, a la pareja se le realiza una extensa entrevista para configurar la historia clínica. Según los directivos de la clínica de Profamilia, "siempre exigimos que venga a consulta la pareja. Erróneamente, sobre todo en estas latitudes donde el machismo es tan arraigado, se suele creer que eyacular es un signo de fertilidad y por esto muchos hombres creen que la responsable de la dificultad reproductiva es la mujer. Pero lo cierto es que el porcentaje de responsabilidad en casos de infertilidad es similar entre hombres y mujeres".

La consulta inicial se complementa con una serie de exámenes que buscan determinar el origen de la falla reproductiva. A las mujeres se les practica un perfil hormonal que permite determinar el funcionamiento de los ovarios y luego una laparoscopia o histerosalpingografía. La laparoscopia es una técnica quirúrgica en la que se chequea la integridad del útero y las trompas, mientras la histerosalpingografía permite a los especialistas este mismo objetivo pero a través de medios radiológicos. A los hombres se les ordena un espermeograma, una especie de "examen de aptitudes" para los espermatozoides. Con estas pruebas iniciales se puede detectar el origen de un 80 a 85% de las dificultades reproductivas de una pareja.

Entonces se decide el tratamiento a seguir, que abarca una gama de posibilidades que va desde estrategias tan sencillas como regular los ciclos hormonales en los casos de pacientes con alguna enfermedad como la diabetes u otro trastorno endocrino, pasando por tratamientos quirúrgicos para recuperar el estado funcional de los órganos reproductivos hasta la inseminación artificial y fertilización in vitro.

Fertilización 'in vitro'

Una de las técnicas de reproducción asistida de más alta complejidad es la fertilización in vitro, con la que se busca que la fertilización (unión de óvulo y espermatozoide) y los pasos iniciales para el desarrollo de embriones se logren en un laboratorio, para posteriormente depositarlo en el útero y que se inicie el embarazo.

"Es una técnica útil en casos de mujeres que tienen sus trompas obstruidas o ausentes, infertilidad inexplicada y cuando han fallado ciclos previos de inseminación", explica el doctor Jiménez.

En las mujeres seleccionadas para este tipo de fertilización, el primer paso es estimular sus ovarios con medicamentos especiales para que se produzca un mayor número de óvulos. Luego, mediante un procedimiento quirúrgico, estos óvulos son extraídos. Es un proceso ambulatorio con una duración aproximada de 30 minutos. A través de una punción por vía vaginal guiada por ecografía, se recuperan estos óvulos y se trasladan rápidamente al laboratorio.

En el laboratorio de Reproducción Asistida, el embriólogo separa y selecciona los óvulos. Simultáneamente, se han preparado los mejores espermatozoides, bien sean de la pareja o de un donante anónimo, y bajo condiciones ambientales ideales, óvulos y espermatozoides se ponen en contacto. Después de 16 a 20 horas, se verifica a través del microscopio si ocurrió la fertilización , y luego se espera a que se formen los embriones hasta máximo 5 días, los cuales entre un número de 1 a 3 como máximo serán devueltos al útero de la mujer para que se inicie el embarazo.

Inseminación artificial

Pero en muchas ocasiones la solución no es la fertilización in vitro, un procedimiento de alta complejidad, sino una inseminación artificial, un tratamiento de reproducción asistida de baja complejidad. El objetivo de esta técnica es depositar dentro de la cavidad uterina, una cantidad de espermatozoides seleccionados de una muestra de semen, mediante una preparación llamada capacitación espermática. Este procedimiento debe realizarse de manera coordinada con el momento de la ovulación, para que la fecundación se logre de forma natural en las trompas uterinas.

La inseminación puede ser homóloga (semen de la pareja) o heteróloga (semen de donante) y está indicada cuando la dificultad radica en alteraciones del moco cervical que impidan que los espermatozoides puedan entrar al útero de forma natural, alteraciones leves de la calidad espermática (cantidad, movilidad, forma), infertilidad inexplicada, alteraciones en la eyaculación, disfunción eréctil, disfunciones hormonales o en los casos de hombres que han congelado su semen pues han sido sometidos a tratamientos para cáncer o cirugía testicular.

Según estadísticas mundiales y las de Profamilia-Fértil, los tratamientos de inseminación ofrecen una posibilidad de embarazo de 18-25% por cada intento, porcentajes que pueden aumentar en la medida que el procedimiento se repita; al cabo de tres intentos, las probabilidades se acercan al 50%.

Donantes de semen

En las clínicas de fertilidad resulta indispensable contar con un banco de semen. De allí provienen los espermatozoides que se utilizan en los casos de mujeres solteras que quieren embarazarse, así como los que reemplazarán los de los hombres que no los producen. En tanques llenos de nitrógeno líquido, a -196°C, el semen recolectado de un grupo de donantes permanece congelado esperando su momento de actuar.

"Tenemos un programa de donantes muy exigente. La búsqueda del donante la hacemos a través del voz a voz, por avisos o reclutando hombres que llegan por su propia cuenta", dice el doctor Jiménez.

El proceso de selección para convertirse en donante de semen es muy exigente. Comienza con la revisión de hojas de vida, en la que se prefieren candidatos con formación universitaria o técnica. Se estudian sus rasgos físicos, que no tengan problemas de drogadicción, alcoholismo, enfermedades hereditarias o enfermedades psiquiátricas. A esto se suma una larga lista de exámenes de laboratorio para descartar enfermedades infecciosas. También pruebas para sus espermatozoides. Se exige que sean hombres con una producción espermática superior al promedio, porque el 20% de los espermatozoides, cuando se someten a congelación, se mueren. Normalmente un eyaculado tiene entre 20 y 250 millones de espermatozoides por mililitro. En la Clínica de Fertilidad de Profamilia se exigen mínimo 80 millones por mililitro a sus donantes.

"Permanentemente se necesitan donantes y es muy difícil conseguirlos. Menos del 10% de los candidatos entran al programa", comenta el doctor Jiménez. Los donantes permanecen vinculados al programa al menos seis meses. En una ciudad como Bogotá, el semen que aporta un solo donante puede utilizarse hasta en 27 casos de fertilización asistida.

Las mujeres o parejas en las que la fertilización exige el uso de semen del banco nunca conocen la identidad del donante, pero pueden leer un perfil de los candidatos para escoger el que más se ajusta a sus preferencias. El donante 1018 de la Clínica de Fertilidad de Profamilia, por ejemplo, nació el 19 de junio de 1983, es de ojos de color café, cabello negro y ondulado, piel trigueña, 1,71 metros de estatura, 53 kilogramos de peso, aficionado a las motos y se desempeña como técnico dental.

En Colombia, las técnicas de fertilización asistida no están incluidas en los programas de salud. Pero algunas instituciones, como la Clínica de Fertilidad de Profamilia, ofrecen acceso a estos procedimientos con precios cada vez más cómodos. La fertilización in vitro, que es uno de los tratamientos más complejos, puede alcanzar un costo de 8 a 10 millones de pesos, mientras una inseminación artificial ronda los 2 millones.




http://www.elespectador.com/elespectador/Secciones/Detalles.aspx?idNoticia=17437&idSeccion=50

Nota

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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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