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INVESTIGAR EN CIENCIAS SOCIALES

domingo, 12 de julio de 2009

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
FORMACIÓN DOCENTE - SEMINARIO
Medellín, 2008

INVESTIGAR EN CIENCIAS SOCIALES
Por: Beatriz Eugenia Campillo Vélez

“Positivismo es un término que cuenta con muchos usos en la ciencia social y la filosofía. En su extremo más laxo abarca cualquier enfoque que aplique el método científico a los asuntos humanos, concebidos como parte de un orden natural abierto a la investigación objetiva.” (1) Y “En el extremo más estricto, he hallado usos de «positivismo», especialmente en relaciones internacionales, que implican un conductismo tan feroz que rechaza por completo los datos psicológicos y los métodos cualitativos.” (2)

Estos dos extremos planteados en el texto “La ciencia positiva: la vía empirista”, permiten vislumbrar el espectro de lo que abarca el ser positivista, si bien puede optar por utilizar un método riguroso para conocer, puede también llegar al extremo de pretender comprenderlo todo o erradamente caer en generalizaciones u omitir otras visiones, por el hecho de creer haber encontrado una fórmula infalible.

“La idea directriz del positivismo lógico era que, puesto que las pretensiones de conocimiento del mundo sólo pueden ser justificadas por la experiencia, no tenemos nunca derecho a afirmar la existencia de algo que se halla fuera de toda posible experiencia. Nunca puede considerarse probable, ni mucho menos cierta, la existencia de, por ejemplo, estructuras inobservables, fuerzas e instintos, ni tampoco procesos dialécticos. De hecho, ni siquiera sería posible hacerlo, ya que carece de sentido hablar de ellos, excepto como un modo de abreviar las regularidades observadas mediante la experiencia. El conocimiento se fundamenta en observaciones particulares y sólo es extensible a creencias generales en la medida en que éstas puedan ser confirmadas por la experiencia.” (3)

La dicotomía entre empiristas y racionalistas, ha demostrado que se llega a absurdos cuando se utilizan posiciones extremas, no es posible conocer todo utilizando exclusivamente los sentidos, ni es posible haciéndolo sólo con la razón. El ser humano es complejo y en sus análisis y búsquedas de conocimiento suele valerse de ambas herramientas, de allí que también haya fracasado la división que se pretendía entre ciencias duras y las blandas, entendidas las primeras como aquellas donde reina la lógica matemática, y las segundas como las ciencias humanas o sociales, a quienes durante mucho tiempo negaron su carácter de ciencia y aun algunos insisten en la discusión, todo por tener objetos de estudio y métodos que no conducen a verdades verificables. Es obvio que la realidad es compleja y combina lo que el ser humano pretende separar, y debemos recordar que si pretendemos hacer lecturas, lo mas cercanas a la realidad, aunque siempre estén viciadas por quien conoce, pues la objetividad absoluta es imposible, será mas acertado si la mente del estudioso se amolda a la realidad y no al contrario, pretendiendo adecuarla a sus prejuicios, cuestión que de entrada es problemático.

En la actualidad y en parte gracias a la Teoría de la Complejidad, y a la Física Quántica, se ha llegado a la conclusión, de que ni siquiera en las ciencias duras o exactas, hay verdades últimas irrefutables. De hecho ya la historia nos ha mostrado en repetidas ocasiones que muchas de las cosas que creemos como verdaderas, resultan ser mitos que pretendían dar una explicación de algo que el conocimiento adquirido hasta entonces no permitía develar. De allí que se proponga en muchos casos hablar de certeza y no de verdad.

A raíz de todos estos movimientos, en la llamada postmodernidad, donde hay un rechazo a las verdades como una forma que fragmenta la realidad e impide ver el todo, los estudios interdisciplinarios toman fuerza, es decir, comienza un diálogo entre los distintos saberes donde cada uno aporta su visión frente a un problema determinado, tal es el caso de la psicología jurídica, donde psicólogos y abogados discuten las implicaciones de ciertos comportamientos o normatividades y de esta forma complementan sus discursos. Pero en una fase todavía más fuerte, se empieza a hablar de la transdisciplinariedad, y es allí donde surgen disciplinas nuevas como el bioderecho, que cuentan con un lenguaje propio y el profesional termina usando con total propiedad conceptos que tradicionalmente han sido de otras áreas, pero que bajo este contexto reciben otro enfoque que actualiza el discurso.

Citas

1. HOLLIS, Martin. Filosofía de las ciencias sociales. Una introducción. Capítulo 3 (La ciencia positiva: la vía empirista).p.46
2. Ibíd. p.47
3. Ibíd. p 48

Nota

Este es un espacio para compartir información, la mayoria de los materiales no son de mi autoria, se sugiere por tanto citar la fuente original. Gracias

Perfil

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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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