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Don Pedro Laín y la Esperanza

miércoles, 29 de julio de 2009

Don Pedro Laín y la Esperanza
Autor: Carlos Alberto Gomez Fajardo

Ha pasado casi medio siglo desde que el español don Pedro Laín Entralgo publicara por primera vez una de sus numerosas obras: La espera y la esperanza, (1957); el profesor Ramón Córdoba Palacio, autorizado estudioso y difusor del pensamiento de Laín afirma que se trata tal vez de su obra más bella y profunda. El español, haciendo referencia a los tiempos contemporáneos recuerda que el modernismo iluminista europeo se ha empeñado en permanecer sordo a Dios y que Occidente, a mediados del siglo XX, ha querido vivir subyugado bajo una especie de “dictadura del presente”.
La validez de aquellas afirmaciones es contundente al dar un vistazo a los medios masivos de comunicación en los inicios de este nuevo milenio, cuando ya ni siquiera parece ser noticia importante el lanzamiento de una nueva sonda espacial que alcance las fronteras del sistema solar. Aquello que antes fuera portentoso salto de la tecnociencia es algo que hace parte de un pasado, de una rutina que a las nuevas generaciones –desensibilizadas por un entorno hipertrófico en técnicas e instrumentos- parece ingenua, trivial o simplemente indiferente. Así se ven las cosas desde la perspectiva “light”, obstinada en nutrirse de la venta de intimidades, de frivolidad y de problemas sórdidos en “realities”, en consumismo egocéntrico y en interminables procesos políticos en los cuales pareciera finalmente que es lo mismo ocho que ochenta, pues durante años unos y otros han dicho cosas que no dan la razón a ninguno de los tres o cuatro bandos involucrados. Se toma ya como costumbre pasar por encima del significado exacto de las palabras y suena una espiral retórica que no parece tener fin. Y los medios de comunicación alimentan –alimentamos, la autocrítica cae bien- de modo algunas veces irracional, ésa bola de nieve de amarillismo, frivolidad y apasionamiento que concentra inexplicablemente la atención de la muchedumbre en una euforia por lo presente. En cambio, el humanista Laín Entralgo afirma: “el hombre es un ser que, por imperativo de su propia constitución ontológica, necesita saber, hacer y esperar…” Laín, heredero de la tradición de Unamuno, Marañón, Ortega, García Morente, Zubiri, y contemporáneo y amigo del gran Julián Marías, recuerda con lógica y lucidez la perennidad de las grandes preguntas que formulara Kant, y que tienen que ver –esas sí- con la intimidad más radical de toda persona: “¿qué puedo saber?”, “¿qué debo hacer?”, “¿qué es lícito esperar?”. Y todo ello enmarcado dentro del gran interrogante antropológico, “¿quién es el hombre?”, el cual quizás sea una nueva formulación del inmortal “conócete a ti mismo” de los tiempos del clásico contertulio ateniense, Sócrates, a veces incómodo e impertinente para sus conocidos. Conviene no dar la espalda a los grandes temas de la metafísica, la moral, la religión y la antropología. Se trata de algo que si llegásemos a enfrentarlo de un modo honesto nos permitiría una aproximación sensata a la verdad y a la existencia auténtica… Puede venir bien un poco de contemplación, un desprendimiento de la tiranía de lo presente. Es aportar oxígeno -a lo mejor miles o millones de litros- a la generación de una atmósfera apta para la reflexión y la conversación, propicia a la actitud cordial hacia el semejante, imagen también de cada uno, pues el prójimo es el igual a todos, siempre digno en sí mismo y siempre sujeto merecedor de respeto. Contra la angustia y la desesperanza la apertura a la luz y a la esperanza; a fin de cuentas, el hombre es un ser que se puede formular preguntas antes de actuar bien; y para hacerlo, debe disponer del tiempo y el ambiente apropiado. Esto es lo natural del ser humano, ser proyectivo, preguntante y expectante, ante un futuro que es estímulo para corregir y mejorar.

http://www.elmundo.com/sitio/noticia_detalle.php?idcuerpo=1&dscuerpo=Sección%20A&idseccion=3&dsseccion=Opinión&idnoticia=37238&imagen=&vl=1&r=buscador.php&idedicion=437

Nota

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Perfil

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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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